martes, 23 de septiembre de 2008

Batallon de San Patricio

http://www.youtube.com/watch?v=UHypkY2ELdU



ERIN GO BRAGH !!!!

Gloria y Honor al Batallon de San Patricio.
Escenas de Gloria
Banderas en la Plaza
Calles en revolución

Hermana, Hermano
sabes que nuestra historia
pasa por ser escándalo para la escoria
Mientras el poblador esperanzado
recoge la Bandera enhiesta
y ocupa el lugar vacante

Para sumarse digno,
a la lucha por su Tierra,
por su respeto
por su futuro
por el de sus hijos...

Fuimos y seremos
insurrectos y fecundos
para que la Vida Digna
Sea para todas
Sea para todos

Sinarquistas en la calle
Revolucion que avanza
para que la Gloria y el Honor
Recuperen el valor
y nazca la era de la luz
del orgullo, del Saber y del Espíritu

viernes, 19 de septiembre de 2008

Separatistas Bolivianos:¿Nazis?

Los separatistas bolivianos son neonazis no neofascistas
Martes 16 de septiembre de 2008, por Fernando Del Corro *

Para debates sobre èste u otros temas:

http://sinarquismo.mforos.com

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El gobierno boliviano y, en general, todos los que denuestan a los separatistas bolivianos de la “Media Luna” les están haciendo un favor con ponerles el mote de “neofascistas”, lo cual es un grave error.

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*Periodista, historiador, docente en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires
El fascismo era cosa de nenes de pecho al lado del nazismo y estos separatistas de la “Nación Cambá” son de lo peor que se ha conocido en la materia: son nazis.

En general en los medios periodísticos y entre los militantes políticos se ha difundido el concepto “neofascista” como simplificación burda de todos los movimientos con algún sesgo autoritario vinculado con aspectos nacionalistas. Y como toda simplificación que abandona las connotaciones específicas tiende a alejarse de las ciencias, en este caso las de carácter social.

Así terminan siendo, en esa simplificación, fascistas grupos autoritarios oligárquicos como el franquismo por igual con el también español falangismo, diferenciados entre sí, aunque fueran aliados en la Guerra Civil Española. También desde el “gorilismo” liberal se ha practicado la definición de “fascista” para un movimiento popular como el peronismo y no faltó quién lo hiciera en el Brasil con Getulio Vargas.

Concluida la Segunda Guerra Mundial judíos italianos contrataron a un gran historiador socialista especializado en los jacobinos, Renzo De Felice, para que realizara una investigación sobre esa colectividad en los tiempos de Benito Juárez Mussolini (nombre que le había impuesto su padre en su condición de gran admirador del presidente mexicano de mediados del Siglo XIX).

De Felice, financiado entonces por judíos, investigó el período. Abandonó a sus jacobinos y concluyó convirtiéndose en el más destacado historiador del fascismo. Su valiosa bibliografía, que algunos rechazan hasta el presente, no ha tenido grandes confrontadores en materia de trabajos de envergadura. Uno de los libros surgidos de esas investigaciones fue, precisamente, “Storia degli ebrei italiani sotto il Fascismo” (Historia de los hebreos italianos bajo el fascismo).

Queda bastante claro que Mussolini y los fascistas no eran antijudíos y que, en una primera etapa, hasta hubo judíos vinculados con el régimen liderado con Il Duce (el conductor). El nacionalismo italiano rescataba la idea del Imperio Romano y en éste hubo emperadores de todo origen, como Felipe El Arabe (244-249), con quién se festejaron los 1.000 años de la fundación de la ciudad.

El autoritarismo fascista, surgido del fracaso expansionista italiano en la Primera Guerra Mundial, recién adquirió características persecutorias de los que no eran parte de la “raza superior” aria cuando la guerra arrastró a Mussolini a convertirse en un pelele de Adolph Hitler. Incluso más de un judío logró salvarse huyendo por la zona de la Francia ocupada por Italia, donde se hacía la vista gorda para muchas cosas.

En los tribunales de Nüremberg, después de la Segunda Guerra Mundial, sólo fue juzgado entre los italianos el general Alfredo Graziani, pero por sus matanzas en la ocupación de Libia, entre ellos el asesinato del viejo maestro y líder popular Omar Mukhtar. Encima fue insólitamente absuelto. Pero la ideología de los separatistas bolivianos va mucho más allá de dar palos a sus adversarios como los “Camisas Negras” de Mussolini. Se inspiran, además, también, del predominio del poder económico, en una concepción racista propia del nazismo basada en la absurda creencia de una inexistente raza aria pura representada por las valkirias, cuando la etnografía ha probado la dispersión aria desde Bactriana, en el norte del actual Afganistán.

Precisamente, más allá de los prefectos y sus reclamos por el impuesto al petróleo, el verdadero jefe de todo este proceso es, en los hechos, el empresario cruceño Branko Marinkovic, hijo de croatas que llegaron a Bolivia tras la derrota, precisamente, de los nazis en la hoy desaparecida Yugoslavia a manos del ejército partisano del luego mariscal Josiph Broz (Tito), ayudado por los albaneses e Enver Hodja. Curiosamente Tito había cursado sus primeras letras como revolucionario en la Argentina en la famosa huelga del ex ingenio Las Palmas del Chaco Austral, en la década de 1920.

Ahora bien, la familia Marinkovic estuvo ligada en la Croacia de un auténtico nazi, Ante Pavelic, quién gobernó en los Balcanes tras la ocupación alemana de los mismos. Su república croata incluía las actuales Bosnia y parte de la Dalmacia, además de la propia Croacia. Fue el más paradigmático seguidor del nazismo ya que sus grandes enemigos eran los judíos y los comunistas.

No pudo ser juzgado al término de la guerra porque huyó (ni siquiera e suicidó como Hitler) y vivió escondido en la Argentina hasta 1948 cuando fue descubierto y tras salvarse de un ataque en la zona del Gran Buenos Aires donde vivía, logró escapar nuevamente para instalarse en España, bajo la protección del dictador Francisco Franco, hasta que falleció en 1959.

Marinkovic, en lo esencial sigue las ideas de Pavelic. Sus enemigos son las izquierdas representadas ahora en Bolivia por el Movimiento al Socialismo (MAS), principalmente, en lugar de los comunistas, y los aborígenes, en lugar de los judíos. Quienes lo sustentan, como las grandes corporaciones a los nazis en Alemania, son los principales empresarios de la zona más rica del su boliviano. El mismo es un gran productor aceitero y aspira al poder político. Como Pavelic jugó a la fragmentación yugoslava, luego repetida en los años 1990, ahora Marinkovic juega a la fragmentación boliviana. El viejo nazi croata jugó a favor de los intereses del expansionismo alemán, el neonazi croata-cruceño juega los intereses de los nuevos poderes imperiales de las corporaciones transnacionales

El desafìo de la biodiversidad

16-09-2008



Reseña del libro Los monocultivos de la mente. Perspectivas sobre la biodiversidad y la biotecnología de Vandana Shiva,
El desafío de conservar la biodiversidad


Salvador López Arnal
El Viejo Topo






Vandana Shiva, Los monocultivos de la mente. Perspectivas sobre la biodiversidad y la biotecnología.


Fineo editorial, Monterrey (México), 2008. Traducción de Ana Elena Guyer.245 páginas



Acaso no sea inadecuado iniciar esta reseña dando cuenta de cuatro historias directamente relacionadas con las tesis defendidas en este ensayo de la física teórica, filósofa de la ciencia y fundadora de Navdaya, un movimiento de mujeres a favor de la diversidad y la integridad de los medios de vida, amén de directora de la Fundación de Investigaciones para políticas de Ciencia, Tecnología y Recursos Naturales de la India, Vandana Shiva

La primera habla de la soja y apunta críticamente a publicidades engañosas y a desinformaciones básicas. Los chinos de antaño consideraban a la soja como un tesoro nacional, no como un alimento. De hecho, la consideraban incomible: sabían que la ingestión de soja hacía enfermar de diferentes maneras, y que era casi imposible de digerir produciendo aventamiento intestinal Sabemos hoy que la soja está repleta de antitripsinas, moléculas que no permiten la digestión más elemental de la proteína en la dieta, y de ácido fítico, un ácido que interfiere con la absorción de los minerales esenciales del alimento. Ambas substancias son consideradas por ello antinutrientes. ¿De dónde entonces el aprecio por la soja? Los chinos habían descubierto que sus raíces capturaban nutrientes del aire, fijaban el nitrógeno, que usaban como "estiércol verde" para enriquecer la tierra (el símbolo escrito chino para referirse a la soja es una raíz). Hasta que descubrieron que la fermentación prolongada podía neutralizar la mayoría de sus potentes toxinas, no lo comenzaron a usar como el condimento chiang. El natto aparece en 1.000 a.n.e. y el tempeh en los mil seiscientos años siguientes. Poco de ello se cuenta en las historias occidentales sobre el papel de la soja en la cultura china. La publicidad y el consumo no permiten límites epistémicos, no admite el matiz y la diversidad.

La segunda historia apunta a la justicia histórica. Boaventura de Sousa Santos –“Bifurcación en la Justicia”- señalaba recientemente que desde hace veinte años soplaba en el continente americano un viento favorable a la justicia histórica. Desde la primera Nicaragua sandinista, a mediados de los años ochenta del siglo pasado, hasta la discusión de la nueva Constitución de Ecuador, habían venido consolidándose las siguientes ideas: 1. La unidad del país se refuerza cuando se reconoce la diversidad de culturas de los pueblos y naciones que lo constituyen. 2. Los pueblos indígenas nunca fueron separatistas. En las guerras fronterizas del siglo XIX dieron pruebas de un patriotismo que la historia oficial nunca dio muestras de reconocer. De hecho, sabido es, quien amenaza la integridad nacional –Bolivia es el ejemplo que todos tenemos en mente en estos momentos trágicos- no son los pueblos indígenas: son las empresas transnacionales, con su sed insaciable de acceso incontrolado a los recursos naturales, y las oligarquías respectivas, (con ayudas y direcciones imperiales, cuando pierden el control del gobierno central. 3. Dado el peso de ese pasado -la formulación de De Sousa es magnífica- “no es posible, por lo menos por algún tiempo, reconocer la igualdad de las diferencias (interculturalidad) sin reconocer a un tiempo la diferencia de las igualdades (reconocimientos territoriales y acciones afirmativas)”. 4. No es por casualidad que el 75% de la biodiversidad del planeta, y esto enlaza nuevamente con las tesis de Shiva, se encuentre en territorios indígenas o de afrodescendientes. ¿Por qué?

La relación de estos pueblos con la naturaleza permitió crear formas de sostenibilidad que hoy se consideran decisivas para la supervivencia del planeta. La preservación de estas formas de manejo del territorio trasciende hoy el interés de esos pueblos. Interesa al país en su conjunto y a todo el mundo. Por la misma razón, el reconocimiento de los territorios tiene que hacerse de manera continuada, ya que de otro modo desaparecen las reservas y, con ellas, la identidad cultural de los indígenas y la propia biodiversidad.

La tercera historia versa sobre las relaciones entre la tecnología y el poder y está en el haber de Enrique Martínez, el que fuera presidente del Instituto Nacional de Tecnología de Argentina. Desconozco si sigue siéndolo. La siembra sin un laboreo previo o mínimo ha sido pensada y practicada por agricultores, con variada base científica, desde hace muchísimos años con objetivos conservacionistas: puede reducir hasta eliminar la erosión, puede preservar los procesos naturales de nitrificación y formación de humus del suelo, ahorra energía, permite llevar adelante cultivos de manera armoniosa con el hábitat, “adaptándose a aquello que la naturaleza viene haciendo hace centenares de miles de años en superficies a escala humana y sin aplicación de grandes máquinas ni arsenales químicos”. De hecho, en la primera mitad del siglo XX, la labranza mínima era una de las banderas contra el uso de fertilizantes artificiales en gran escala.

Esta, la mirada tradicional, conservacionista si se quiere, ya era una mirada tecnológica, no era en absoluto una perspectiva antirracional o desinformada. Llegó otra. Una gran corporación americana advirtió que podía tomar a su favor el valor cultural –vale la pena remarcarlo: valor cultural- de la conservación del suelo, pero rediseñó por completo la otra idea, la noción de labranza cero. Para la tecnología "Monsanto" el suelo es sólo soporte para los cultivos, todo lo demás es externo: se aplica un herbicida total de contacto (que, inicialmente, cuando se lo diseñó eliminaba toda vegetación a la que alcanzara); se utiliza una semilla resistente a ese herbicida obtenida por transgénesis1; se aplican fertilizantes nitrogenados o fosfatados como para cubrir la totalidad de la demanda del cultivo. Falta solo el sol y la lluvia. Esta última se reemplaza por sistema de riego en gran escala.

El resultado tiene sólo algunos puntos en común con la tecnología tradicional: el herbicida total afecta la microfauna, las abejas y los pájaros, además de las personas, en los cada día más frecuentes casos de uso desaprensivo; el exceso de fertilizantes no procesados migra hacia los cauces de agua y los contamina con vegetación no deseada; aparecen plagas resistentes al cóctel químico que hace que las dosis se vayan incrementando.

Los rendimientos por hectárea aumentan, pero lo hacen casi como sucedería en un cultivo hidropónico, donde sin tierra se agregan todos los nutrientes necesarios. ¿Es éste el modelo que el mundo realmente necesita?

Existe otra derivada de la nueva tecnología, generalmente considerada la única tecnología que vale la pena considerar. Al reducirse la potencia necesaria por hectárea –no se mueve la tierra– se produce la paradoja que el tamaño de los equipos aumentó con el objetivo de trabajar superficies mucho mayores superficies que las tradicionales en igual tiempo. Con ese paquete" tecnológico -maquinaria, herbicidas, semillas modificadas para resistir al herbicida- se posibilitó que muy poca gente trabaje grandes extensiones; el empleo productivo disminuye, su costo también.

En cambio, el costo y la dependencia con respecto a este paquete tecnológico, patentado y controlado de modo concentrado por grandes corporaciones, aumentó. El efecto inmediato fue el gran aumento del capital necesario para ser contratista de labranza y la posibilidad de que grandes capitales financieros accedieran a cultivar la tierra, ocupando a esos contratistas y arrendando predios. Cultivar es un decir: accedieron a hacer negocios con la tierra, de forma tal que los inversores normalmente no saben ni en qué provincias están los campos que se siembran. Como sucede en cualquier "fondo de inversión", los dueños del capital (en muchos casos pequeños ahorristas, jubilados), quedan completamente desvinculados e ignorantes de la aplicación productiva de sus dineros; sólo deben preocuparse por la seguridad de su inversión y la maximización de su renta.

El efecto en cascada es conocido: la compra de insumos y la comercialización centralizadas de los productos finales quebró el tejido comercial e industrial de cada pueblo, amplificando el efecto negativo de la menor ocupación directa sobre la tierra. Aquí la diversidad de métodos y propiedades es arrancada de raíz en base a una concepción de la tecnología conducida únicamente hacia la productividad inmediata.

Un último ejemplo. Lo recordaba Gustavo Duch Guillot, presidente de Veterinarios sin fronteras. En las riberas de los ríos se emplazaron los primeros asentamientos humanos. Junto a las aguas frías y nítidas de ríos de montaña o junto a las aguas calmadas y de color marrón de ríos de selva han crecido numerosas comunidades sabiéndose cercanas al agua potable y a variados alimentos. En las selvas amazónicas los ríos proporcionan agua para una agricultura diversificada –de nuevo la biodiversidad- que garantizaba todo lo que necesitaban las familias: árboles frutales y maderables, cacao, maíz, frijoles, yuca, La pesca sumaba las proteínas a su dieta con decenas de variedades de peces con nombres que recuerdan el origen de las cosas: pirarucú, tucunaré, jaraquí, tambaquí. En los márgenes de los ríos se pueden recolectar plantas medicinales para prevenir infecciones de útero o para aliviar la tos.

Los cursos fluviales han sido territorios de biodiversidad garantes de la soberanía alimentaria. Están amenazados.

Cuando se hiere a un río se matan a muchos seres humanos. Las industrias extractivas y mineras y las fumigaciones de los monocultivos contaminan los ríos, que son las aguas que beberán las familias. La expansión de los cultivos de exportación, como la soja y los nuevos agrocombustibles, lleva consigo la tala de la masa forestal hasta los mismos márgenes de los ríos, eliminando la protección natural que ofrecían frente a las crecidas de las aguas. Pueblos enteros se los llevan las aguas sin esa protección. Todas estas consecuencias afectan a miles de familias indígenas, a poblaciones rurales marginadas, hijas y hermanas del río, y se verán multiplicadas con la próxima construcción de una hidrovía de 4.200 km sobre el río Madera, afluente del Amazonas, con cuatro represas hidroeléctricas con exclusas para la navegación, dos situadas en Brasil, la tercera en aguas binacionales y una cuarta en Bolivia. Las represas provocarán la inundación de las tierras de cultivo provocando la expulsión de las comunidades campesinas e indígenas ribereñas, la pérdida de fauna acuática, así como el aumento de enfermedades infecciosas.

Estos resultados, nunca contemplados, deberían sumarse a la casilla del debe en las cuentas finales del Banco de Santander. Este gran banco financia -es parte de la Iniciativa para la Integración de infraestructura de América del Sur- las obras de la primera represa, la de San Antonio en Brasil, previstas para agosto de 2008.

Pues bien, en esta misma senda, este ensayo de Vandana Shiva “sobre las causas de la desaparición [de la biodiversidad] y el desafío de conservarla” es recomendable por multitud de razones. Apuntaré algunas de ellas.

Shiva nunca olvida en sus análisis la importancia de las resistencias ciudadanas ante los atropellos de gobiernos y corporaciones. La entrega, por inútil e incluso por inmoral, no está en su agenda. Un ejemplo. En las zonas semiáridas del estado de Karnataka un programa de silvicultura social del Banco Mundial promovía la destrucción de la diversidad agrícola del lugar y con ella la erosión del suelo y pérdida del agua, medios de vida y abastecimiento de biomasa para el uso local. En 1983, “el movimiento de agricultores Raitha Sangha empezó a arrancar árboles de eucaliptos de los viveros y a sustituirlos por diversas especies como mango, tamarindo y yaca” (p. 10).

Los ensayos agrupados en el segundo y tercer capítulos, en torno a diversidad biológica y biotecnología, argumentan por qué no debe llevarse por separado las negociaciones sobre diversidad biológica y biotecnológica. “Quienes consideran la diversidad biológica como simple materia prima hablan desde un punto de vista antinatural y racista, ya que conciben carentes de valor a la propia naturaleza y al trabajo de los pueblos del Tercer Mundo” (p. 12). La biodiversidad tiene una riqueza intrínseca, además de un gran valor de uso para las comunidades locales. Por lo demás, Shiva arguye sosegadamente sobre la biotecnología que podría “desatar problemas ecológicos peores de los que dice resolver”, sin olvidar una importante derivada política: cuando la diversidad biológica y sus productos provienen de países tercermundistas se ven como una herencia gratuita y común de la humanidad; cuando son ligeramente modificados en laboratorios del Norte, entonces “son considerados propiedad privada patentada”.

El cuarto ensayo incorporado es un alegato contra la noción distorsionada de la “obsolescencia de la diversidad biológica viviente, inherente al paradigma de los monocultivos, que va unida al monopolio del control de la diversidad biológica y nos pone en peligro de desastre imprevisibles” (p. 13). La diversidad como modo de pensar y de vivir, sostiene Shiva, es aquello que necesitamos para superar los empobrecidos monocultivos de la mente.

El quinto y último capítulo es una crítica al Convenio sobre Diversidad Biológica, el texto se reproduce al final del volumen (páginas 193 y siguientes), cuya aprobación definitiva se dio en Nairobi. Shiva señala en él varios importantes errores que pueden “hacer que el Convenio tenga efectos negativos sobre el Tercer Mundo” (p. 13).

Hay, además, complementos de interés (por ejemplo, la declaración de 1975 de un grupo de científicos, James D. Watson entre ellos, sobre los peligros biológicos potenciales de la recombinación de moléculas de ADN”) y Shiva, como buena científica, no sólo escribe y argumenta con precisión sino que da datos, construye cuadros y presenta esquemas que sintetizan sus posiciones. El cuadro de la página 143 presenta los vínculos entre la diversidad biológica y la biotecnológica que, señala reiteradamente la autora, deben ser visto desde otra perspectiva.

He dejado para el final el comentario del primer capítulo del ensayo, el que da título al volumen: “Los monocultivos de la mente”. Shiva pretende demostrar en él que los monocultivos aparecen primero en la mente para posteriormente filtrarse al suelo: “debido a que la mente forja modelos de producción que legitiman la decadencia de la diversidad, pero situándolos bajo el nombre del progreso, crecimiento o mejoramiento” (p. 11). En su opinión, los monocultivos se han desarrollado no porque incrementen la producción sino porque controlan más. Su expansión guarda mayor relación con la política y el poder que con el enriquecimiento y la mejora de los sistemas de producción biológica. La tesis de Shiva se extiende desde la revolución verde y la genética hasta las nuevas biotecnologías.

La argumentaciones presentadas recuerdan antiguas, y acaso inextinguibles, discusiones en torno a ideología, posición de clase y conocimiento científico pero es bueno recordar, sin que pretenda ser un argumento conclusivo ni una cita de autoridad indiscutida, que Shiva no ignora el terreno que pisa: es una física teórica, una destacada bióloga y, además, una reconocida y competente filósofa de la ciencia.

Daré algunos ejemplos de sus posiciones y razonamientos. Este por ejemplo de la página 15:

La desaparición del conocimiento local, en la interacción con el conocimiento occidental dominante, ocurre a varios niveles y en varias etapas. Primero, se hace desaparecer el conocimiento local simplemente no viéndolo, negando su existencia. Esto es muy fácil de hacer, con la mirada distante del sistema dominante globalizador, luego de que consideren universales los sistemas de conocimiento occidental. No obstante, el sistema dominante también es un conocimiento local, ya que tiene su base social en una cultura, una clase y un género determinado. No es universal en sentido epistemológico. Es simplemente la versión globalizada de una tradición muy local y pueblerina [la cursiva es mía]

No queda claro qué conocimiento consideraría Shiva epistémicamente universal. Sea como sea, para la autora no cabe aplicar la dicotomoía entre lo universal y lo local al caso de las tradiciones de conocimiento occidental y autóctono ya que “el occidental es una tradición que se difundió por el mundo a través de la colonización intelectual” (p. 16). Conocimiento y poder, pues; esa es nuevamente la cuestión.

No sólo eso. Según Shiva, la colonización no sólo es un adjetivo, semánticamente adecuado, de los sistemas económicos o políticos

Resultado de una cultura dominante y colonizadora, los sistemas de conocimiento moderno son ellos mismos colonizadores (p. 15)

La relación entre conocimiento y poder es inherente a sistema dominante (página 16):

Como marco conceptual , está asociado a un conjunto de valores basados en el poder que surgió con el auge del capitalismo. Genera desigualdades y dominación por la manera en que dicho conocimiento se genera y estructura; por la manera en que recibe la legitimidad extraída a los otros sistemas y por la manera en que dicho conocimiento transforma la naturaleza y la sociedad.

No sólo por la manera en que transforma naturaleza y sociedad o por la forma en que recibe su legitimidad, sino también, y en primer lugar, por la forma en que ese conocimiento “se genera y estructura”. No se habla, pues, de aspectos externos o de sus aplicaciones tecnológicas y productivas, sino de las propias teorías, del conocimiento en sí, de su génesis, de sus finalidades, de sus nociones y leyes.

Shiva, por lo demás, critica a R. Horton y a su distinción (sin duda, extendida hasta el punto de ser un lugar común gnoseológico) entre la abertura del conocimiento científico moderno y la cerrazón del conocimiento tradicional. Todo lo contrario en su opinión. Según la autora:

[…] la experiencia histórica de la cultura no occidental indica que son los sistemas occidentales de conocimiento los que se niegan a las alternativas (p. 18).

Vandana Shiva observa, no sin razones muy atendibles, que la etiqueta científico confiere a veces un carácter sagrado o una inmunidad social al sistema occidental, acaso sin distinguir, en mi opinión, ente el uso político de esa etiqueta y las pretensiones reales de las comunidades científicas (o destacadas partes de ellas) no extraviadas. Los sistemas más abiertos, paradójicamente, son los más cerrados al examen y la evaluación. ¿Cómo?

Elevándose a sí mismo por encima de la sociedad y otros sistemas de conocimiento, excluyendo simultáneamente otros sistemas del ámbito del conocimiento fiable y sistemático, el sistema dominante crea su monopolio (p. 18).

De este modo, la ciencia occidental no debe evaluarse sino que debe simplemente aceptarse subraya críticamente Shiva acaso sin matizar adecuadamente, con algún cuantificador no universal, la atalaya que pretende criticar

Un esquema sobre el conocimiento que Shiva llama dominante y la desaparición de alternativas puede verse en la página 20. Un ejemplo de lo criticado por la autora sería el siguiente:

1. En el sistema científico, que Shiva significativamente entrecomilla, que separa la silvicultura de la agricultura y reduce aquella al abastecimiento de madera, la alimentación ya no es una categoría relacionada con la silvicultura.

2. El espacio cognoscitivo que relaciona la silvicultura con la producción de alimentos ya sea directamente o mediante los vínculos de la fertilidad, queda eliminado con la anterior división.

3. De esta forma, los sistemas de conocimiento, que surgieron de la capacidad que tienen los bosques de proporcionar alimentos, quedaron ocultos y liego fueron destruidos tanto por a negligencia como por la agresión.

Ergo: el ocultamiento de otros conocimientos es una consecuencia de la dominancia de un conocimiento que se presenta como el único saber racionalmente admisible.

Es posible, eso sí, que en algunas consideraciones la información de Vandana Shiva no sea de primera mano ni esté totalmente actualizada. Así, en su lectura de las tesis de Kuhn (p. 17), en su reflexión sobre conceptos teóricos y conceptos observacionales (p. 17) y, especialmente, en una curiosa afirmación sobre el método científico:

Según un método científico abstracto, se cree que los científicos hacen afirmaciones que corresponden a realidades de un mundo directamente observable.

No parece que sea el caso ni creo que haya sido nunca el caso. Sea como sea, las aristas críticas de Shiva a la ciencia y las filosofías de la ciencia anexa merecen atención, estudio y reflexión y no permiten un pasar página con una mera y prepotente nota al margen: “escrito por una diletante desinformada”.

Aprender a decir Dios ( Filosofìa y Espiritualidad)

Dios Padre-Madre

La experiencia familiar del padre, de la madre y de los hijos, es quizás la más admirable y comprensible para todos, cuando se quiere hablar del amor de Dios.

El padre tenía una función de señorío en el ambiente patriarcal de la época del Antiguo Testamento. Prácticamente era él quien debía planear el futuro de la familia. Por eso para los israelitas llamar a Dios padre evocaba una experiencia y una esperanza. El Señor se había manifestado como un padre con el pueblo, y en él estaban seguros.

Cuando la Biblia habla de Dios Padre , ciertamente no está determinando el género masculino de la divinidad. Es cierto que esta denominación y esta traducción están condicionadas sociológicamente y sancionadas por una sociedad de carácter varonil. Pero, realmente, a Dios no se le quiere concebir simplemente como a un varón. Sobre todo en los profetas, Dios presenta rasgos femeninos maternales. La noción de Padre aplicada a Dios, debe interpretarse simbólica-mente. Padre es un símbolo patriarcal -con rasgos maternales-, de una realidad transhumana y transexual que es la primera y la última de todas.

El profeta Oseas en el capítulo undécimo, trae uno de los textos más bellos del Antiguo Testamento. La experiencia del amor de Dios hace decir al profeta que el Señor ha ejercido las tareas de un padre-madre con el pueblo. Cuando el pueblo de Israel empezaba su vida, el Señor lo cuidó como un padre y una madre cuidan a sus hijos: le enseñó a caminar y lo cuidó en el desierto; le dio el maná, las codornices y el agua para su sustento en el momento en que el pueblo los necesitaba; aunque el pueblo le fue infiel, con manifestaciones de amor lo atraía. La alianza pactada en el Sinaí nunca fue rota por parte de Dios; más aún, ante las fallas del pueblo, el Señor estaba presto a perdonarlo; no había rencor ni deseo de venganza porque, como lo dice el profeta, es Dios y no hombre (v. 9).

Cuando Israel era niño lo amé, y desde Egipto llamé a mi hijo.... Yo enseñé a andar a Efraín y lo llevé en mis brazos, y ellos sin darse cuenta de que yo los cuidaba. Con correas de amor los atraía con cuerdas de cariño. Fui para ellos como quien levanta el yugo de la cerviz; me inclinaba y les daba de comer (Os 11,1.-3.4).

También otros profetas presentan a Dios con características materno-paternales: un Dios que consuela a los hijos que se marchan llorando, porque los conduce hacia torrentes por vía llana y sin tropiezos (Jer 31,9); un Dios a quien le duele reprenderlos:

¡Si es mi hijo querido Efraim, mi niño, mi encanto! Cada vez que le re-prendo me acuerdo de ello, se me conmueven las entrañas y cedo a la compasión. (Jer 31,20).

Por eso, el pueblo puede invocar al Señor como a su Padre: Tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero (Is 64,7). No la reprimas que eres nuestro Padre... Tú Señor, eres nuestro Padre, tu nombre de siempre es "nuestro redentor" (Is 63,16).

Esa ternura del amor de Dios queda expresada de manera inigualable en la figura de la madre:

¿Puede una madre olvidarse de su criatura, dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré (Is 49,15). Como a un niño a quien su madre consuela, así los con-solaré yo (Is 66,13).
Realmente el pueblo se sentía hijo de Yahveh. Desde la primera experiencia salvífica de Dios en la salida de Egipto, el Señor ordenó a Moisés decir al Faraón: Así dice el Señor. Israel es mi hijo primogénito, y yo te ordeno que dejes salir a mi hijo para que me sirva (Ex 4,23). Y esa seguridad que la experiencia de Dios-Padre daba a los israelitas no les permitía sentirse huérfanos porque, si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me recogerá (Sal 27, 10). La relación con Dios que expresa el salmista en su oración le permite manifestar en el salmo 131, el vínculo maternal y filial que se establece entre Dios y el orante:

Señor, mi corazón no es ambicioso ni mis ojos altaneros: no pretendo grandezas que superan mi capacidad, Sino que acallo y modero mis deseos: como un niño en brazos de su madre, como un niño está en mis brazos mi deseo. Espere Israel en el Señor ahora y por siempre.

La paternidad de Dios evocaba también una atención especial y una relación de protección de frente a aquellos que necesitaban ayuda y cuidado. Los profetas muestran la predilección de Dios por los pobres, los pecadores, los huérfanos y las viudas, en una palabra por todos aquellos que sólo podían esperar la salvación de la intervención amorosa del Padre que se preocupa más por los hijos desprotegidos y abandonados por los demás.

Con frecuencia se hacen objeciones a la presentación de Dios como padre. Estas surgen desde el psicoanálisis freudiano o por las diferentes experiencias paternales en el mundo de hoy a causa de la inestabilidad de los hogares modernos. Para Freud, el dios-padre es el fantasma del hombre-niño que no se atreve a afrontar la realidad; por otra parte, a pesar de que nuestra sociedad aún conserva sus tradiciones familiares, se encuentran ya niños que no tienen una imagen del padre, y para otros esta imagen es muy negativa.

Los intentos de respuesta a estas cuestiones han sido numerosas. Muy conocida es la de la analogía que se da cuando se afirma que Dios es padre: uno sabe por experiencia lo que es un padre, pero al llamar padre a Dios también uno es consciente de que Dios es Padre de un modo radicalmente distinto al padre humano. Desde la psicología, Vergote, da también una respuesta:

Dios se presenta en efecto con las mismas cualidades que el padre: autor de una ley moral, formulada negativamente en razón de la exigencia de espiritualización que contiene; modelo y santidad a imitar; y en fin, providencia por la donación de una promesa que orienta al hombre no ya hacia el paraíso arcaico de sus deseos, sino hacia una felicidad final, culmen de la espiritualización humana.

Sin embargo, la respuesta definitiva a la crítica freudiana, y a cualquier otra crítica, está en la experiencia de Jesús de Nazaret. Se hablará de ella en el capítulo que trata sobre el Dios de Jesucristo.

En muchas ocasiones se invoca a Dios Padre cuando un sufrimiento o una experiencia dolorosa nos acosa, con la seguridad de encontrar en él un refugio y un consuelo. Pero, en la alegría y el gozo también debe dirigirse la mirada a ese Dios Padre que creó al hombre para verlo feliz, y que como Padre amoroso se alegra con nuestras alegrías y goza viendo nuestra felicidad. De otra manera la relación con Dios lo convierte en un "tapahuecos", a quien sólo se acude cuando se necesita.

jueves, 4 de septiembre de 2008

La Esencia del Sinarquismo


04/09/2008
La Esencia del Sinarquismo
Tenamaxtli

Tengo la conviccion profunda, de que lo que merece existir, existirà
por siempre. Es el caso de la Idea Esencial que impulsa al Sinarquismo.

El Sinarquismo tiene varias versiones, varios enfoques, varias
experiencias... En su gente, en cada persona que cree saber o que
realmente sabe.

¿Que es lo esencial?

La Comunidad: el Clan, el Pueblo, la Tribu. La visiòn de que el ser
humano nace, vive y se desarrolla en convivencia y por lo tanto, crea
cultura, hereda y vè a futuro. El sentido comunitario en el
Sinarquismo es esencial para comprender porquè nos enfocamos desde
los inicios, a construir redes sociales: cooperativas, asociaciones de
vecinos, sindicatos, organizaciones de defensa popular, autogestion, y
un largo etc... para desembocar en la Economìa Solidaria.



El Espìritu. Esto no lo entienden facilmente los que se han forjado
en el materialismo dialèctico de Marx, ni los que se educaron en el
positivismo liberal. El Espìritu es la esencia del ser humano. Es su
motor. Su motionis. Lo que lo hace vivir, crear, construir. Y al ligarlo
con el sentido de comunidad, nos encontramos que el ser humano construye
en base a una experiencia de espiritualidad. La religion es solo una de
las formas en que se manifiesta la espiritualidad y no es la ùnica.
Mas aùn, puede haber religion sin espiritualidad, esto pasa cuando se
vuelve rutina la experiencia interior. Queda en apariencia y no en
Vida.

El sentido del Honor. La Etica que sustenta al sinarquismo es la
ètica basada en el Honor, la Lealtad, el Orgullo, la solidaridaridad,
el compromiso y la iniciativa personal antes que la pasividad. Nuestra
ètica exige conciencia y voluntad.



Esta serìa la esencia del Sinarquismo y es lo que lo hace resurgir
despues de tantas crisis y batallas a lo largo de la historia. Esta
esencia es nuestra Herencia y tambièn nuestra tarea.

Estamos en ello.