sábado, 18 de marzo de 2017

¿Por qué el neoliberalismo impide la revolución?




¿Por qué el régimen de dominación neoliberal es tan estable? ¿Por qué hay tan poca resistencia? ¿Por qué toda resistencia se desvanece tan rápido? ¿Por qué ya no es posible la revolución a pesar del creciente abismo entre ricos y pobres? 



BYUNG-CHUL HAN


(Texto Publicado en El Manifiesto) 

Cuando hace un año debatí con Antonio Negri en el Berliner Schaubühne, tuvo lugar un enfrentamiento entre dos críticas del capitalismo. Negri estaba entusiasmado con la idea de la resistencia global al empire, al sistema de dominación neoliberal. Se presentó como revolucionario comunista y se denominaba a sí mismo profesor escéptico. Con énfasis conjuraba a la multitud, la masa interconectada de protesta y revolución, a la que confiaba la tarea de derrocar al empire.La posición del comunista revolucionario me pareció muy ingenua y alejada de la realidad. Por ello intenté explicarle a Negri por qué las revoluciones ya no son posibles.
¿Por qué el régimen de dominación neoliberal es tan estable? ¿Por qué hay tan poca resistencia? ¿Por qué toda resistencia se desvanece tan rápido? ¿Por qué ya no es posible la revolución a pesar del creciente abismo entre ricos y pobres? Para explicar esto es necesario una comprensión adecuada de cómo funcionan hoy el poder y la dominación.
Quien pretenda establecer un sistema de dominación debe eliminar resistencias. Esto es cierto también para el sistema de dominación neoliberal. La instauración de un nuevo sistema requiere un poder que se impone con frecuencia a través de la violencia. Pero este poder no es idéntico al que estabiliza el sistema por dentro. Es sabido que Margaret Thatcher trataba a los sindicatos como “el enemigo interior” y les combatía de forma agresiva. La intervención violenta para imponer la agenda neoliberal no tiene nada que ver con el poder estabilizador del sistema.
El poder estabilizador de la sociedad disciplinaria e industrial era represivo. Los propietarios de las fábricas explotaban de forma brutal a los trabajadores industriales, lo que daba lugar a protestas y resistencias. En ese sistema represivo son visibles tanto la opresión como los opresores. Hay un oponente concreto, un enemigo visible frente al que tiene sentido la resistencia.
El sistema de dominación neoliberal está estructurado de una forma totalmente distinta. El poder estabilizador del sistema ya no es represor, sino seductor, es decir, cautivador. Ya no es tan visible como en el régimen disciplinario. No hay un oponente, un enemigo que oprime la libertad ante el que fuera posible la resistencia. El neoliberalismo convierte al trabajador oprimido en empresario, en empleador de sí mismo. Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona. También la lucha de clases se convierte en una lucha interna consigo mismo: el que fracasa se culpa a sí mismo y se avergüenza. Uno se cuestiona a sí mismo, no a la sociedad.
Es ineficiente el poder disciplinario que con gran esfuerzo encorseta a los hombres de forma violenta con sus preceptos y prohibiciones. Es esencialmente más eficiente la técnica de poder que se preocupa de que los hombres por sí mismos se sometan al entramado de dominación. Su particular eficiencia reside en que no funciona a través de la prohibición y la sustracción, sino a través del deleite y la realización. En lugar de generar hombres obedientes, pretende hacerlos dependientes. Esta lógica de la eficiencia es válida también para la vigilancia. En los años ochenta, se protestó de forma muy enérgica contra el censo demográfico. Incluso los estudiantes salieron a la calle. Desde la perspectiva actual, los datos necesarios como oficio, diploma escolar o distancia del puesto de trabajo suenan ridículos. Era una época en la que se creía tener enfrente al Estado como instancia de dominación que arrebataba información a los ciudadanos en contra de su voluntad. Hace tiempo que esta época quedó atrás. Hoy nos desnudamos de forma voluntaria. Es precisamente este sentimiento de libertad el que hace imposible cualquier protesta. La libre iluminación y el libre desnudamiento propios siguen la misma lógica de la eficiencia que la libre autoexplotación. ¿Contra qué protestar? ¿Contra uno mismo?
Es importante distinguir entre el poder que impone y el que estabiliza. El poder estabilizador adquiere hoy una forma amable, smart, y así se hace invisible e inatacable. El sujeto sometido no es ni siquiera consciente de su sometimiento. Se cree libre. Esta técnica de dominación neutraliza la resistencia de una forma muy efectiva. La dominación que somete y ataca la libertad no es estable. Por ello el régimen neoliberal es tan estable, se inmuniza contra toda resistencia porque hace uso de la libertad, en lugar de someterla. La opresión de la libertad genera de inmediato resistencia. En cambio, no sucede así con la explotación con la libertad. Después de la crisis asiática, Corea del Sur estaba paralizada. Entonces llegó el FMI y concedió crédito a los coreanos. Para ello, el Gobierno tuvo que imponer la agenda liberal con violencia contra las protestas. Hoy apenas hay resistencia en Corea del Sur. Al contrario, predomina un gran conformismo y consenso con depresiones y síndrome de Burnout. Hoy Corea del Sur tiene la tasa de suicidio más alta del mundo. Uno emplea violencia contra sí mismo, en lugar de querer cambiar la sociedad. La agresión hacia el exterior que tendría como resultado una revolución cede ante la autoagresión.
Hoy no hay ninguna multitud cooperante, interconectada, capaz de convertirse en una masa protestante y revolucionaria global. Por el contrario, la soledad del autoempleado aislado, separado, constituye el modo de producción presente. Antes, los empresarios competían entre sí. Sin embargo, dentro de la empresa era posible una solidaridad. Hoy compiten todos contra todos, también dentro de la empresa. La competencia total conlleva un enorme aumento de la productividad, pero destruye la solidaridad y el sentido de comunidad. No se forma una masa revolucionaria con individuos agotados, depresivos, aislados.
No es posible explicar el neoliberalismo de un modo marxista. En el neoliberalismo no tiene lugar ni siquiera la “enajenación” respecto del trabajo. Hoy nos volcamos con euforia en el trabajo hasta el síndrome de Burnout [fatiga crónica, ineficacia]. El primer nivel del síndrome es la euforia. Síndrome de Burnout y revolución se excluyen mutuamente. Así, es un error pensar que la multitud derroca al empireparasitario e instaura la sociedad comunista.
¿Y qué pasa hoy con el comunismo? Constantemente se evocan el sharing (compartir) y la comunidad. La economía del sharing ha de suceder a la economía de la propiedad y la posesión. Sharing is caring, [compartir es cuidar], dice la máxima de la empresa Circler en la nueva novela de Dave Eggers, The Circle. Los adoquines que conforman el camino hacia la central de la empresa Circler contienen máximas como “buscad la comunidad” o “involucraos”. Cuidar es matar, debería decir la máxima de Circler. Es un error pensar que la economía del compartir, como afirma Jeremy Rifkin en su libro más reciente La sociedad del coste marginal nulo, anuncia el fin del capitalismo, una sociedad global, con orientación comunitaria, en la que compartir tiene más valor que poseer. Todo lo contrario: la economía del compartir conduce en última instancia a la comercialización total de la vida.
El cambio, celebrado por Rifkin, que va de la posesión al “acceso” no nos libera del capitalismo. Quien no posee dinero, tampoco tiene acceso al sharing.También en la época del acceso seguimos viviendo en el Bannoptikum, un dispositivo de exclusión, en el que los que no tienen dinero quedan excluidos. Airbnb, el mercado comunitario que convierte cada casa en hotel, rentabiliza incluso la hospitalidad. La ideología de la comunidad o de lo común realizado en colaboración lleva a la capitalización total de la comunidad. Ya no es posible la amabilidad desinteresada. En una sociedad de recíproca valoración también se comercializa la amabilidad. Uno se hace amable para recibir mejores valoraciones. También en la economía basada en la colaboración predomina la dura lógica del capitalismo. De forma paradójica, en este bello “compartir” nadie da nada voluntariamente. El capitalismo llega a su plenitud en el momento en que el comunismo se vende como mercancía. El comunismo como mercancía: esto es el fin de la revolución.
© El País


http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=5443 

miércoles, 1 de febrero de 2017

SE ARMA UNA LUCHA COMÚN EN SANTA ANITA


 En la imagen un camión “nuevo de RIVER” que no tiene ni seis meses ya esta chocado, sin defensa, parabrisas roto, pasamanos sueltos y como los de Santa Anita no dan Boleto

Por: Fernando Lozano
ASI-JALISCO



Los usuarios del transporte público manifiestan su inconformidad del mal trato que reciben por parte de los choferes de las rutas 182 y 182 A del poblado de Santa Anita, Jalisco, del Municipio San Pedro Tlaquepaque, razón por la cual piden a la  representación del Transporte Público de la Secretaria de Movilidad del Gobierno de Jalisco que tomen cartas en el asunto acerca de las anomalías que cometen los conductores de las diferentes rutas que existen en los municipios por donde circulan, estas rutas.

Precisan los usuarios que en ocasiones no quieren subir en el camión a las personas mayores, pues comentaron que los conductores se escudan a través de que ellos llevan un horario, por lo cual mencionan los choferes que no pueden esperar unos minutos más para subir a estas personas que la mayoría ocupan a diario el servicio urbano.

También señalan que al subir al camión, muchos conductores no esperaran a que los pasajeros tomen asiento, por lo cual uno de los afectados habló de la situación que vive diariamente al tomar el camión 182 A, “no esperan que uno se siente, se arranca (el camión) y les vale, así hacen, porque a mí me ha tocado en varias ocasiones”.  

También comentaron que en ocasiones, los choferes de los camiones han lesionado a personas, al estar subiendo o estando en el camión, y al quejarse por si fuera poco reciben insultos ofensivos por parte de los conductores, aseguran los usuarios.

Por lo anterior, piden los usuarios que existan choferes capacitados, hasta el momento sigue existiendo un mal servicio en todas líneas de camiones que circulan dentro de las poblaciones de Santa Anita, San Agustín y San Sebastián, pues al parecer a los choferes no les importa la gente que traen consigo en la unidad.

Los cursos que supuestamente debieron tomar, no están dando buenos resultados como se esperaba, recordando que los conductores antes de recibir constancia, deben recibir un curso del trato que deben brindar al usuario al momento de ser choferes del servicio público.

Los quejosos señalan que en ocasiones el chofer le presta la unidad a sus cobradores, y han visto que apenas están aprendiendo a manejar (señalaron a la Unidad SA19 de la ruta 182 Balcones), y eso podría ser causa de algún accidente vehicular al darle el volante a una persona inexperta, señalando que estos casos se dan en las tres rutas.
Indicaron que también se requieren más unidades de Autotransportes Santa Anita S. A. de C. V., debido a que los camiones de esta ruta tardan en circular, y para ellos es tedioso estar esperando tanto tiempo en que lleguen  y salgan de la colonia. Tal es el caso de la ruta 182 que después de las 9 de la mañana tarda más de una hora en pasar, cuando en vialidad está registrada una frecuencia de paso de 15  minutos.

Otro de los usuarios indicó que en la colonia Balcones de Santa Anita se requiere de más unidades colectivas, a pesar de que este lugar se cuenta con solo 3 camiones para esta ruta, pues precisan que en ocasiones ni laboran todos los días, pues solamente se les puede ver los 3 camiones en raras ocasiones circular por la colonia.

Al ser cuestionados los usuarios a qué se debe que no realicen un servicio digno los camiones de Santa Anita, señalaron que se debe al cacicazgo férreo que tienen los empresarios que se niegan a invertir pues ellos sólo rentan el camión a los mismos choferes que son ellos los que tienen que ponerle combustible a diario, es por ello que en ocasiones no alcanzan a llegar a la gasolinera y cargan 200 pesos para poder iniciar su turno, además de que violan el reglamento de transito al cargar diesel con la unidad llena de pasajeros. Indicaron que la línea RIVER está negociando con los Elizalde para pagarles derecho de piso por que les permitan meter sus camiones, de hecho desde hace ya casi 3 meses están en ruta de la 182 A 3 camiones que metieron nuevos pero los propios administradores los relegaron, se hizo un verdadero descontrol metieron a los mismos choferes de  los camiones nuevos y como muestra indicaron que basta con ver en que estado se encuentran ya los camiones de RIVER.

Así mismo ante las autoridades correspondientes, precisaron que las unidades no llevan consigo el número económico de la unidad y menos las placas de circulación del camión, los choferes muchos de ellos no traen licencia, ni los camiones permiso de circulación y la policía de Transito empeora mas el problema de transporte público la caer en corrupción cobrar “mochadas” para dejar que sigan haciendo a voluntad propia al no cumplir con la ley de movilidad.  

Por iniciativa propia de varios habitantes de Santa Anita se formo el Colectivo LUCHA COMUN por un transporte público digno, por lo cual se están recabando firmas para hacer varios frentes y solicitar un transporte mejor y de calidad, pues los camiones de la línea Santa Anita son viejos, contaminan y son un peligro para los usuarios. Piden que se ponga a trabajar las autoridades por un Transporte Público Mejor en estos hechos.